Algunos consejos para retomar la rutina del bienestar después del verano

El verano toca a su fin y las vacaciones son ya un bonito recuerdo, pero ¿qué podemos hacer para no perder los beneficios físicos y mentales del descanso estival? ¿Qué medidas podemos tomar para no dejarnos arrastrar por la vorágine de los compromisos?

En este artículo, he reunido algunos consejos para retomar una rutina diaria de bienestar, útil para no comprometer los efectos beneficiosos de las vacaciones a pesar de retomar las actividades cotidianas. Una rutina lenta y gradual: la forma perfecta de empezar a cuidarnos realizando una actividad placentera.

Algunos pequeños trucos pueden resultar útiles para ayudarnos a mantener la positividad del espíritu navideño. Por supuesto, ahora ya no somos dueños absolutos de nuestro tiempo como lo éramos en vacaciones, por lo que es necesario e importante dedicarnos un tiempo a nosotros mismos y a nuestro equilibrio.

Respiración y meditación

La respiración y la meditación son dos aliados que pronto serán cómplices de nuestro bienestar. La meditación nos permite distanciarnos de todos los pensamientos que nos distraen, permitiéndonos centrarnos únicamente en el momento presente, en la respiración que fluye espontáneamente del cuerpo.

Ahora que el tiempo aún lo permite, recomiendo estaral aire libre, preferiblemente por la mañana o al atardecer. Un paseo a paso ligero, quizá en compañía o con auriculares en los oídos, puede ser una buena forma de emprender una especie de «meditación en movimiento».

La ventaja de este tipo de meditación es la combinación del beneficio de la concentración en la respiración con los beneficios del movimiento físico. Paso a paso, a través del lento ritmo de nuestros pies, avanzamos hacia una forma de conocimiento y conciencia de nosotros mismos. Puede ser una forma agradable de reconectar con nuestro interior y con la belleza que nos rodea (aunque sea un paseo por un parque urbano).

La marcha rápida como movimiento natural, fácil de realizar, entraña pocos riesgos y, al mismo tiempo, permite desarrollar la energía y, sobre todo, meditar. La meditación requiere concentración y conciencia, lo que va bien con el ejercicio físico de caminar.

Recuerda mantener el cuerpo erguido, la espalda recta, no rígida sino firme y perpendicular al suelo, y la mirada con los ojos semicerrados, mirando a dos o tres metros de distancia. Mantenemos las manos colocadas justo debajo del ombligo, cerca del centro energético más importante del cuerpo y unidas (con las palmas hacia el cuerpo). Es necesario sentir nuestro cuerpo enraizado en la tierra, firmemente arraigado, porque con el movimiento percibiremos el contacto con la tierra, lo que nos aportará sensación de arraigo y concentración.

Laatención a la respiración también es esencial y debe estar en sintonía con el movimiento hacia delante de las piernas y los pies. Un paso corresponde a una fase de inhalación y exhalación: recuerda respirar con el abdomen por la nariz.

Lectura y desintoxicación digital

Otra sugerencia para cuidarnos y evitar agobiarnos con las tareas diarias es leer un buen libro. Un buen momento puede ser por la noche, antes de acostarse. Esto nos permitirá desconectar y poner en práctica la desintoxicación digital, apagando el smartphone o activando el modo avión y facilitando un sueño reparador.

La elección del libro es puramente subjetiva y personal: podemos elegir entre un libro de poesía, una novela, un libro histórico, un clásico o un ensayo. Cuidado, sin embargo, con quemarse las pestañas leyendo: es esencial para distraernos de nuestros compromisos diarios sin esforzarnos en exceso.

Los probióticos como aliados de nuestro bienestar

Y no olvidemos a nuestros aliados del bienestar: los probióticos. Tomarlas a diario puede ayudarnos a retomar nuestra rutina de bienestar tras las vacaciones de verano (y algunas inevitables transgresiones dietéticas).

Como ya he dicho antes, por ejemplo durante mis consejos sobre cómo el yoga puede ayudarte a dormir mejor, los probióticos son colonizadores si se toman regularmente de forma constante y, obviamente, se incluyen en unos buenos hábitos de alimentación y ejercicio. A estas alturas, las funciones fisiológicas y terapéuticas de los probióticos son bien conocidas. Al tratarse de microorganismos vivos capaces de alcanzar, equilibrar y sostener la flora bacteriana de nuestro intestino, contrarrestan la proliferación de bacterias nocivas para nuestro organismo.

Si conseguimos poner en práctica estos sencillos consejos, será matemáticamente posible disipar el tópico de que tras las vacaciones la reanudación de las actividades cotidianas siempre se siente de forma traumática. Así que, ¿por qué no intentarlo?

Eleonora Biliotti
Profesora de yoga

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