En 1920, Ignazio Barberis empezó a producir salchichas y embutidos en su conocida charcutería de Villafranca Piemonte, un pequeño pueblo a orillas del río Po, a pocos kilómetros de Turín. Eran años difíciles, acabábamos de salir de la Primera Guerra Mundial, pero había muchas ganas de trabajar, de implicarse, de intentar construir algo importante.
El éxito del negocio fue repentino; el secreto entonces, como ahora, residía en una cuidadosa selección de las materias primas (carnes selectas, tripa natural, especias de gran intensidad aromática, mezcladas según fórmulas conocidas) y en un meticuloso cuidado en los procesos de elaboración y maduración.
El verdadero artífice de la transformación de la antigua charcutería en obrador artesanal y de la consiguiente ampliación del radio de distribución de los productos fue el padre de Francesco, Luigi «GINO BARBERIS» quien, al conocimiento de los «secretos del oficio» heredados de su padre, unió una gran habilidad comercial y, tras años de intenso y apasionado trabajo, junto con su esposa Lucetta, se posicionó como productor mayorista ya en 1960. La fama de la calidad de los salamis y embutidos de Gino Barberis comenzó así a extenderse más allá de las fronteras del Piamonte de Villafranca y sus alrededores.
